viernes, 30 de mayo de 2008

Lo suponía (oda a mi ombligo)

Como suponía, hoy me encuentro mejor. Recupero vigor, alegría, samba para el cuerpo, y presteza en piernas y manos. Cualquiera diría que ayer yo no era la misma persona. Pues lo soy.

Es complicado explicar estos cambios anímicos que tengo. ¿Cómo es posible que un trabajo que en principio no me preocupa demasiado pueda ser fuente de tanta tristeza y también de tanta(cuando llega el viernes, claro) alegría ? Imagino que es porque, contra todo pronóstico autocomplaciente, estoy resultando ser una persona normal, y esta cada vez más arraigada convicción me llena de tristeza. No quiero ser normal, nunca lo he querido. Sin embargo, me encuentro con que me gustan las casas grandes, la ropa bonita y las colecciones grandes de discos, pelis y libros que te hacen parecer una persona más interesante de lo que eres. La desgracia está en que para poder comprarlos, no puedo escucharlos, verlas ni leerlos. Menuda estafa.

Siempre he ansiado ser diferente porque la gente que me gusta lo es. Lo son los escritores, en sus casas junto a preciosos ríos y sus pantalones de pana; lo son los directores de cine con su extrema gordura y su extrema delgadez; lo son los músicos con sus instrumentos colgados y, por supuesto, lo son mis admirados amigos Batuka y BA, que pronto harán algo grande. También lo es ella, Rula, con su delirante optimismo y sus prescindibles tristezas. Después (o antes, según se mire), estoy yo. No me gusto, es decir, me gusto en mis intenciones pero me repugno en mi pasividad. No soy capaz de concentrarme en nada, sólo brillo de la forma en la que me gusta hacerlo en determinadas conversaciones lisérgicas y, para eso, apenas recuerdo ninguna. Durante estas conversaciones (dispuesto como estoy a ser sincero), noto que mis interlocutores me miran como diciendo: "y tú dónde coño te metes el 90% del tiempo?". Yo les contestaría de buen grado si supiera hacerlo, les diría aquello de "no se puede ser brillante todo el tiempo". Así soy yo, y cuando me embalo, me encanto. 

Por eso este post se titula oda a mi ombligo. 

Por eso lo único que escribo es un post de vez en cuando, si entendemos que "de vez en cuando" es de año en año.

2 comentarios:

wishmaster dijo...

Tío, me alegra decirte que no eres normal. O, mejor dicho, creo que lo que quiero decir es que no eres común. ¿Que sólo puedes ofrecer un 10% de genialidad? Bueno, yo diría que eso es como mínimo un 10% más que lo que ofrece la mayoría de la gente. Está comprobado que un megáfono en tu mano es un arma de creatividad. ¿Crees que eso es algo habitual?
Wishmaster, que cada año se ríe menos, agradece como un adolescente ávido de novedades cada minuto de antinormalidad que el Escritor De Mierda pueda brindar.

Anónimo dijo...

hey a hora que leo estas lineas puedo decir que encontre a aquella persona que supo como expresar lo que yo no.
Esas palabras que utilizas son realmente las que no salen de mi cabeza pero estan en mi y que tampoco se me ocurrian para poder decir lo que siento. ;)