martes, 3 de junio de 2008

Cosas que nunca podré ser...

Cuando, siendo pequeños, los adultos nos preguntan "¿qué quieres ser de mayor?", todos contestamos algo. Ese algo cambia muchísimo de unos niños a otros, y a veces se obtienen respuestas increíbles. Por ejemplo, Barack Obama, ese señor que tan bien pone la cara de "soy más honesto que nadie", ya decía de niño que él quería ser presidente de su país. Probablemente podríamos seguir enumerando cantidad de ejemplos de niños que tenían perfectamente claro los genios que serían en el futuro, generando una cantidad ingente de pringoso material de biografía de aeropuerto. Sólo como pequeño inciso, quiero comentar que mi sobrino, que tiene tres años, quiere ser camionero o peluquero. Mi sobrino es cojonudo.

Todo este rollo viene a que, a lo largo de la vida, y a no ser que seas uno de estos tipos con la mente preclara, la respuesta a los inquirimientos vocacionales va cambiando muchísimo. Yo empecé queriendo ser arqueólogo, como Indiana Jones, pero me dijeron que sería muy peligroso enfrentarme a soldados y fuerzas sobrenaturales. Después quise ser astronauta y buceador, pero estas profesiones me destinaban a una muerte por ahogamiento casi segura, y así sucesivamente hasta que opté por la profesión que por aquel entonces me parecía la cosa más segura del mundo: fotógrafo. La ilusión me duró poco, pues mi hermana, siempre dispuesta a hacerme rabiar, me dijo que podría romperme un dedo al apretar el disparador. Desde entonces quedaron completamente desechados los pronósticos sobre mi futuro profesional.

A pesar de tan triste historia, poco a poco fui poniéndome otro tipo de metas un poco más dispersas. Aprende esto por aquí, mira cómo funciona aquello de más allá y, como la ilusión es libre, fui fijándome altas metas sucesivamente hasta ahora, momento en que puedo afirmar definitivamente que yo ya no seré nada de lo siguiente:

- Abogado estrella del bufete más importante del mundo. Ponle tú el nombre, o mejor aún, pon la lista de apellidos.
- John Lennon en el Shea Stadium de Nueva York, gritando y sonriendo a partes iguales.
- Cualquier otro Beatle en el Shea Stadium de Nueva York, sonriendo más que gritando.
- Locutor de un programa de radio nocturno, poniendo música cojonuda y colapsando la centralita de llamadas.
- Delantero centro del Madrid en el Bernabéu, marcando un gol y celebrándolo en el fondo sur.
- Piloto de lo que sea. Coche incluido.
- Paracaidista (esto ya no me gustaba mucho de pequeño).
- Actor de cine. Una vez en el colegio me apunté a una prueba para el papel más importante de la función de Navidad (que de forma inquietante para un colegio religioso, ese papel era el de Herodes) y me olvidé del día en que iban a pedirme que recitara mi texto. Lógicamente, no recordaba el texto porque ni lo había leído. Tan mal fue la cosa que le dieron el papel a la empollona de mi clase. Sí, antes que darme a mí el papel, el profesor consintió en que una niñita repelente hiciera el papel de Herodes.
- Triplista decisivo en la NBA. Esto me duele especialmente.
- Campeón de ajedrez. Obviamente para esto nunca es tarde, aunque tengo entendido que hace falta estudiar mucho y yo no estoy por la labor.
- Soldado. Por supuesto que ahora casi todos decimos: "¿Yo?, ¿militar? Ni de coña", pero de niños, todos, sin excepción, nos veíamos repartiendo democracia (y estopa) por el mundo adelante.

Voy a dejar la lista aquí porque me estoy deprimiendo muchísimo. ¿Qué me queda? Puede que modelo de pene y... escritor de posts concisos. Ejem.

P.D.: Espero que mi sobrino pueda, en algún momento de su vida, conducir un camión con las tijeras de peluquero en la mano.

1 comentario:

Diana dijo...

¿Y lo que puedes ser?